Dana Vollmer (Natación), EEUU
La nadadora americana, plusmarquista mundial de 100 m mariposa y que acumula ya 28 medallas en competiciones internacionales, es un modelo de superación. Con sólo 16 años le detectaron taquicardia supraventricular/síndrome del QT largo, un trastorno cardíaco que provoca arritmias de manera ocasional. Aunque puede seguir nadando, Dana tiene que tener siempre un desfibrilador cerca como medida de precaución cada vez que va a entrenar o a competir.
Alberto Contador (Ciclismo), España
El ciclista de Pinto, el único español que ha ganado las tres grandes Vueltas (Tour, Giro y Vuelta a España), no lo tuvo nunca fácil. Con 22 años, mientras competía en la Vuelta a Asturias, cayó al suelo entre convulsiones y los médicos descubrieron que padecía un cavernoma cerebral, una lesión vascular congénita. Pese a la gravedad de su enfermedad, pudo superarla tras una operación y largos meses de rehabilitación. Contador volvió a la competición de alto nivel y sigue acumulando éxitos, a pesar de las placas de titanio y los 70 puntos que coronan su cabeza.
Javier Gomez Noya (Triatlón), España
Primer medallista olímpico del triatlón español (plata en Londres 2012), el ferrolano Gómez Noya padece un grave problema de corazón: valvulopatía aórtica congénita. A pesar de ello, en 2014 ha conseguido su cuarto Campeonato del Mundo, segundo de manera consecutiva.
Arthur Ashe (Tenis), EEUU
El primer y único tenista de raza negra ganador de 3 Grand Slam sufría una dolencia cardiaca y vio truncada su carrera en 1979 a consecuencia de un infarto de miocardio. No acabó ahí su desgracia. Cuatro años después volvió a ser operado y las transfusiones le contagiaron el virus del SIDA. Lo aceptó con la misma entereza y fuerza que le hicieron un gran campeón y luchó activamente contra la enfermedad hasta su muerte en 1993. En su honor, la pista que alberga la final del US Open lleva su nombre.
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